domingo, 1 de julio de 2007

Capitulo 23: "Ésta será la noche que nunca tuvimos"

Gonzalo no pensó. Por primera vez en su vida no pensó. Aquello no iba a ser un beso, sólo una manera de explicarse sin palabras. Su intención no era... ¡¡¡Por Dios, cómo iba él a intentar siquiera besarla!!!
Pero sucedió. Apenas unos segundos de un beso real, al menos para él. Y sabía que era real porque cerró los ojos y se perdió... hasta que apenas cinco segundos más tarde, Bea salió del estado catatónico en el que se encontraba por el sorpresivo momento que estaba viviendo y, por primera vez, dio su primera bofetada.
-¡Gonzalo, ¿qué haces?!
-Nada -dijo, tocándose la zona del manotazo y notando cómo le ardía.- ¡Joder, ¿por qué todas las mujeres sabéis cruzar la cara de un hombre? ¿Qué hacéis, el curso acelerado "Gilda" para tortear a un tío o qué?
-Ibas a... -Bea apenas se sentía con fuerzas para pronunciar las palabras.- Estabas a punto de meterme la lengua, animal.
-¿En tres segundos? ¡Nena, tu no sabes lo que es un beso de Gonzalo De Soto! -dijo, bromeando.
-Porque te he parado, que si no... Tú parecías más que dispuesto.

Gonzalo se sonrojó. Beatriz tenía razón. Se había dejado llevar y de qué manera. Nadie, ni siquiera él mismo, creería lo que había pasado si no fuese porque lo había sentido de verdad. Beatriz, la menuda, pequeña, frágil y llorosa Beatriz Pérez Pinzón había conseguido llegar a su corazón.
Ahora podía hacerse una idea de lo que Álvaro sintió aquella noche en el cobertizo, cuando sus palabras lo traicionaron a la mañana siguiente y se le escapó un "Fue Maravilloso". Mejor era no seguir pensando en ello.
-Bueno, ¿qué te parece mi plan?
-¿Qué plan, Gonzalo? Lo único has hecho ha sido aprovecharte de la situación.
-¡No lo digas así, Triz! No era mi intención.
-Y ahora, ¿por qué me llamas Triz? Llevas un rato, Triz aquí, Triz allí.... -dijo, no tan molesta como quería aparentar.
-No quieres que te llame "Bea" y a mí no me gusta Beatriz. Es serio, seco y no me da la gana. Pone demasiada distancia entre nosotros.
-Creo que guardar las distancias contigo en este momento me parece una gran idea -y a continuación, se fue a la otra punta del ascensor.
-Ese beso, Triz, ha sido sólo un desliz y, te diré algo que no voy a volver a repetir nunca más... ¡Es un gusto besarte!
-¡Gonzalo!

Gonzalo se acercó nuevamente a ella, se sentó y le explicó, no sin antes asegurarle que todo había quedado ahí, su plan maestro. Harían creer a Álvaro que estaban enamorados, tan enamorados que planeaban casarse. Y si era verdad que su hermano la amaba tanto como decía, no iba a quedarse quieto viendo cómo perdía a la mujer de su vida.
-¿Y si no? -le dijo Beatriz. Y Gonzalo notó la tristeza en su voz. Sólo él sabía que eso no era posible. Que con Álvaro no habría lugar para el ¿y si no?.
-Pues, ya veremos -dijo, medio bromeando.- Lo mismo haces un hombre honrado de mí y pones un anillo de compromiso en mi dedo. Eso sí, el mío bien grande y con esmeraldas,.... ¡¡¡Que brille, que brille!!!

Beatriz lo miró a los ojos y, no sabía por qué, pero supo que algo había cambiado. Que era sincero y que realmente pretendía ayudarla.
-Gonzalo, por si acaso, te dejaré claro una cosa. No voy a subir a tu casa, ¿me oyes? Nada de besos, ni de tonterías....
-¿Tienes miedo del lobo?
-Tengo miedo de ti -le dijo ella.
-De acuerdo. Seremos una pareja muy discreta.
-En cuanto a esta noche... -le dijo, recordando todo lo que había sucedido.
-No ha pasado nada. Esta noche no ha existido.
-Sí que existe, Gonzalo, y aunque no lo creas, para mí ha sido muy importante.
-Pues, para mí también.... Será la noche que nunca tuvimos.
-La noche que nunca tuvimos, suena a película de los años 40... Pero me gusta.
-A mí también. Y, ahora, aún a riesgo de estropear este momento -dijo, esperando la reacción de Bea.- Voy a intentar que nos saquen de aquí.

Se acercó a su chaqueta y, tranquilamente, sacó el móvil para marcar el número de emergencias.
-¡Seraaaaaaaaaaaaas! ¡Gon-zaaaaa-lo!
-Sí, Gonzalo, ese soy yo -le dijo, dedicándole una de sus sonrisas.

La cabeza de Gonzalo volvió al momento actual. El momento en el que todo el mundo creía que Beatriz era suya, su Triz.
Su relación con Bea mejoró desde aquel mismo instante, se confesó Gonzalo a sí mismo esa noche en que había echado atrás la memoria. La cena con Beatriz le asustó un poco. Ella tenía miedo de que se hubiese enamorado de ella por todo el tiempo que habían pasado juntos, por lo que habían compartido....
Sabía que Beatriz no podría corresponderle jamás. Sus sentimientos estaban en otra parte, con otra persona. ¿Cómo iba él a soñar con arrebatarle a su hermano de sangre la única mujer de la que se había enamorado?

Sin embargo, eso no evitaba que, desde aquella larga noche en el ascensor y, muy particularmente, desde aquel meteórico beso mirase a Bea de manera diferente, se comportase con ella de forma distinta. Ya no podía decir que no le importaba. Sabía que no estaba enamorado de ella, al menos no románticamente, pero tal vez Bea le había hecho un gran favor a alguna mujer.

Beatriz regresó de ese viaje al pasado, de esa noche en el ascensor que, guardando las debidas distancias, había sido una de las más importantes de su vida. Un hombre como Gonzalo no abría su corazón así como así, por eso le preocupaba que pudiese sentir algo distinto a la amistad por ella.
Decidió no pensar más en ello, al menos por esta noche. Mañana sería otro día y, prometía ser agotadoooooor.

No hay comentarios: